Os paso hoy por la dcaja este monumento sonoro y os pasaré las otras tres sinfonías de Brahms en semanas sucesivas para hacer de la primavera de este año una época memorable. Nada de escucharlas mientras hacéis las lentejas o contestáis los whattapps. Se admite escucharla con los auriculares al ir o venir al trabajo pero cuidado con los coches. La escucha de Brahms es algo así como una especie de indagación en nuestros sentimientos y un emparejamiento de los mismos con sus frases musicales. Es decir, un intenso ejercicio introspectivo.
Yo le debo Brahms a Joan Isart Alemany, un compañero de la Escuela de Arquitectura de Barcelona con quien nunca llegué a conectar del todo o trabar una amistad duradera, pero a quien le debo un agradecimiento inmenso. A comienzos de los setenta y en el ambiente contracultural y pseudorrevolucionario que vivíamos en la universidad, escuchar música romántica era casi una actividad subversiva. En una entreplanta abovedada que tenía Joan alquilada en Martorell escuchamos muchas tardes sus sinfonías con caras de asombro y admiración. Le debo también a Jorge Luis Borges, cuyos cuentos nos parecían entonces auténticos desafíos a nuestra inteligencia, que nos sugiriese a Brahms como su músico preferido.
Hace bastante tiempo que no escucho sus cuatro sinfonías pero seguro que siguen igual de frescas que entonces. Todos mis sentimientos emergen con el encadenamiento de las melodías de su música. Al menos, por lo que he podido comprobar hoy, con los de su Primera Sinfonía, pero seguro que con las siguientes también. De todos modos, a lo largo de mi vida he tenido algunos acercamientos muy emotivos a Brahms. El primero fue en Viena, en 1998, cuando visitamos su tumba:
Y el segundo en Hamburgo, su ciudad natal, cuando entramos en la St Michael Kirsche que exhibía con orgullo una placa donde decía que allí había tocado el más grande de sus músicos:
Mi bibliografía sobre Brahms no está nada mal: tengo la Biografía de K Geriringer, comprada en Logroño en 1985; el volumen de ed Catedra de Poggi y Vallora, BRAHMS, REPERTORIO COMPLETO, un librito con las partituras de esta Primera Sinfonía Op 68, comprado en Darmstadt el 21 de sep de 1998 cuando fuí a tocar allí con la Orquesta Sinfónica de La Rioja y la partitura del Concierto para Violín op 77 en versión para acompañamiento con piano, comprada en Viena en agosto del 98 en la librería de la Opera de Viena. Con la Orquesta Sinfónica de La Rioja creo que llegamos a poner sobre los atriles algún movimiento de alguna de sus sinfonías... "para probar" y según el viola Emilio Fernández, como regalo del director para animarnos un poco, pero la cosa no pasó de ahí.
No me enrollo más. He buscado por la red a ver qué podía haber de Joan Isart Alemany pero veo que se prodiga poco en Internet. Anda metido en una Fundación Cultural, ha salvado un chalet modernista de la piqueta de Núñez y ha escrito un libro sobre los días de Balzac en Italia de cuya presentación he encontrado esta foto. Como por aquellos años nos gustaba más de Brahms este otro retrato en el que aparece mucho más apuesto, cierro el post con él y os invito ya a escuchar su Primera Sinfonía.