Una de las cosas más fascinantes de la música está en su relación con nuestra memoria. Hacía años, qué digo años, ¡décadas! que no escuchaba este disco. Ayer llegué hasta él como se llega ahora a buena parte de las cosas: saltando en internet de página en página. Cuando di con Birds of Fire me puse a escucharlo en los auriculares del móvil a través del spotify y... ¡me lo sabía de memoria! ¡Qué emoción por dios! Las músicas que escuchamos de jóvenes, son luego las músicas de nuestra vida, porque se quedan agarradas en la memoria como si fueran el óxido o la pátina de una piedra.
¿Cómo llegó a mí este álbum? No tengo ni idea. Recuerdo que a la Mahavishnu la escuchábamos en Barcelona, cuando estudiaba allí la carrera y a todo lo que fuera rock progresivo nos lanzábamos de cabeza. Lo busco en la caja de las casettes y ahí está, en aquellas cintas de 45 minutos por cada cara, compartiendo cajita con Photos of Ghosts, de Premiata Forneria Marconi (cielos, otro álbum que no he escuchado en años...¿cómo sonará...?). Seguramente compramos el LP para la discoteca del Colegio Mayor y me lo grabaría con Morgades en algún aparatillo de tres al cuarto (un caso de tráfico de influencias y piratería intelectual que me debió de inhabilitar definitivamente para la carrera política). Les hacía hasta una portada, y por dentro anotaba pacientemente el título de cada tema.
Pongo la cinta en el único reproductor de cassettes que aún me funciona en casa y suena a rayos. Pero suena. Es mi adorado John MacLaughlin y sus colegas.
En Youtube está también el álbum completo, y aunque no me gusta poner los vídeos porque con el tiempo se suelen caer los enlaces, os dejo aquí mi tema favorito OPEN COUNTRY JOY que en poco más de tres minutos tiene su introducción, su desarrollo y algunos momentos líricos de gran calado: